Siris, nació en Virginia, EU el 14 de Septiembre de 1984, siendo la tercera de 4 hermanos. Tiene un bachillerato en Administración de Empresas con concentración en Economía, que realizó en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Comenzó a asistir a la iglesia Sendero de la Cruz, en Santurce, a la edad de 23 años y rápidamente se enamoró del Señor, perseverando en sus caminos. Asistir al ministerio de evangelismo fue clave para su crecimiento espiritual. Este ministerio pronto se convirtió en Celebremos la Recuperación, un ministerio que ayuda a personas a salir de adicciones como alcohol, drogas, codependencia entre otras cosas. En ese momento ya sabía que deseaba ayudar a otros a conocer del Señor y ayudarles a seguir sus caminos.

 

Durante ese tiempo conoció a uno de sus más intensos ministerios: Pedro Juan, y se casaron en noviembre del 2010. Al poco tiempo nacen Ezequiel y Estevan y llegaron a llenar la casa de alegría, amor y mucho movimiento. Mientras tanto, ambos trabajaban en la planificación de las actividades de recaudación de fondos para los viajes misioneros de verano a la República de Honduras, llevando ropa y otros artículos de necesidad a esta comunidad.

 

Pedro y Siris, comenzaron a hablar entonces de proyectos, ideas que entendían eran ideales para los niños de esta comunidad tuvieran una vida digna. El pastor y la iglesia ya tenían la visión que deseaban para Olanchito, Honduras, solo faltaban los que ejecutarían la misma. Ante un cuadro de "mucha mies" y necesidad de obreros disponibles, luego de mucha oración y confrontación del Espíritu, ambos decidieron decirle que sí al llamado.

 

Fue el 29 de enero de 2014 que dieron el gran paso de dejar su tierra y partir, juntos como familia, hacia la República de Honduras. No hay duda de que fue una decisión difícil, pero desde entonces Pedro Juan y Siris han sentido la mano de Dios, viendo puertas abrirse y promesas cumplirse. Ellos decidieron seguir el sueño divino y hoy son testigos de los milagros de Dios en esta comunidad. Por eso con entusiasmo y convicción no escatimaron en decirle al Señor,

¡heme aquí, envíame a mí!